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Por caridad

Federer recordaba en enero, con motivo de la final de Australia en la que se enfrentó a Nadal, que ambos se reían juntos unos meses antes en Palma --al inaugurar unas instalaciones--, cuando bromeaban diciendo que ya no se veían disponibles ni para jugar un partido amistoso (“a charity match”, en palabras de Federer). Y eso de “charity match” se tradujo como “partido de caridad”.

La expresión había circulado antes en el periodismo deportivo hispanoamericano, pero he encontrado últimamente su uso en la prensa y la radio españolas, después de aquella anécdota. Y a mí me suena regular. Creo que estamos de nuevo ante un caso en el que se traduce por el sonido y no por el contenido: como si “table” equivaliese a “tabla” y no a “mesa”; o como si “constipation” se entendiera como “constipado” y no como “estreñimiento” (que eso es lo que significa en inglés).

“Charity” puede significar en aquella lengua “comprensión”, “compasión”...; y también “caridad”, pero sólo en algunos contextos: por ejemplo, si se dice “out of charity” (“por caridad”). Porque el diccionario Collins señala que “charity appeal” se traduce como “cuestación”; “to raffle something for charity” significa “rifar algo para fines benéficos”; y si pronunciamos “most of it goes to charity”, estamos diciendo “la mayor parte está destinada a obras de beneficiencia”.

La “caridad” en español es la actitud solidaria con el sufrimiento ajeno; pero la “actitud” sólo es de los seres animados, no de los partidos de tenis. Y “caridad” significa también el “auxilio que se presta” a alguien; pero a mí me parece que esos partidos de tenis no son algo “caritativo” en sí mismo, salvo que ver cómo va y viene la pelota produzca alguna suerte de alimentación. También contamos con la locución “obra de caridad”: aquella que se hace en bien del prójimo. Y por tanto, un partido puede ser una obra de caridad, pero no “un partido de caridad”.

La obra de caridad se hace, eso sí, al donar la recaudación.

Así pues, esos encuentros son “benéficos”: es decir, que se hacen desinteresadamente en favor de alguien.

Sí sería un “partido de caridad”, en consecuencia, el que Nadal o Federer aceptaran jugar contra mí, por ejemplo, para así darme el gusto de contarlo luego (omitiendo el resultado).

Nunca hasta ahora había escuchado o leído por aquí la expresión “partidos de caridad”, sino sólo “partidos benéficos”. Pero el inglés y quizás la pereza pueden cambiar la genuina expresión castellana.