Con mis hijos, mi padre, mi abuelo...

Yo nací el mismo año que se inauguró el estadio del Manzanares, a posteriori el Vicente Calderón. Desde muy pequeño me llevó mi abuelo, seguidor del Oviedo y del Atleti, y ya desde entonces empecé a sentir esa forma de disfrutar y sentir el fútbol en este campo. Han sido muchas tardes, todavía recuerdo los partidos de los domingos a las 16:00, frías noches bajo una manta, días de agosto en que el Villa de Madrid se disputaba y significaba el reencuentro con los compañeros de fila, en todos ellos acompañados del bocadillo, la bota de vino y la botella de agua.

Años más tarde he acudido al Calderón ya acompañado con mis hijos y hemos vibrado, disfrutado y sufrido, con los partidos del equipo. Todavía me acuerdo de muchos partidos vividos: aquel del Albacete que nos dio la Liga del doblete, el partido contra el Manchester United en la Recopa, la Intercontinental, la remontada al Barcelona después del 0-3 de Romario y tantos otros. El año próximo iremos al Wanda Metropolitano con la misma ilusión, pero en este estadio que ahora cierra las puertas se queda una parte de mi vida, donde primero me llevó mi abuelo, luego mi padre y ahora he sido yo quien ha llevado a mis hijos.