Los grandes clubes deben fijarse en la gesta Vinotinto
El grito de Rafael Dudamel, con los brazos señalando al cielo, con lágrimas en su rostro, siendo abrazado por parte de su cuerpo técnico, es la fiel imagen de la gesta más grande en la historia del fútbol venezolano.
Hay un antes y un después, luego de conseguir la clasificación a la final del Mundial Sub-20, en una sufrida tanda de penales contra una aguerrida selección de Uruguay.
Con esta gesta, independientemente de lo que suceda en el próximo partido, Venezuela da un golpe en la mesa del fútbol mundial y exige respeto.
Juan Arango dijo una vez que si él hubiese tenido un pasaporte distinto al venezolano hubiera jugado en un equipo grande de Europa. Méritos no le faltaron.
Estos muchachos deben acabar con esas barreras que existen en la élite de los equipos europeos y deberían, varios de ellos, ser considerados como posibles fichajes. El talento está ahí. Solo hay que encender el televisor y repetir cualquier juego de este Mundial para darse cuenta.
Venezuela podría convertirse primero en campeón mundial Sub-20, que en un equipo mundialista de mayores, ya que es el único equipo en Sudamérica que nunca ha participado en la Copa del Mundo.
Esta victoria también va por este chamo al que le arrebataron la vida. Es un triunfo que debe unir de una vez por todas a un gran país. Es hora de agradecerle al deporte y a estos guerreros de Dudamel.