La Copa de las últimas oportunidades
Noche de telón final para la temporada del fútbol español en el Calderón, que acogerá su último partido oficial con la final de Copa que enfrentará al Barcelona y al Alavés. Un duelo entre la ilusión de un equipo que llegando al último acto de la competición ya ha realizado una gesta y otro que se juega mucho más que un título, pues viendo cómo bajan las aguas institucionales por el Camp Nou, una derrota podría provocar un incendio de dimensiones colosales.
Es un partido con aroma a despedida. Empezando por el escenario y siguiendo por el banquillo del equipo barcelonista, que será ocupado por última vez por Luis Enrique, que se despedirá en las mismas circunstancias que Guardiola, con una final del Copa que pueda poner el colofón a tres años plagados de éxitos.
Para el Alavés no es un partido de despedida (a excepción de algunos jugadores que la temporada que viene volarán más alto gracias al rendimiento que han firmado bajo el mando de Pellegrino), pero sí que suena a oportunidad única. Pocas veces este grupo de futbolistas se volverá a ver en una situación parecida.
Precisamente en la gestión emocional está una de las claves del partido. Reconocía Luis Enrique en la previa que era muy probable que a ilusión ganaran los vascos, pero que a ambición al Barcelona no le gana nadie mientras que aventuraba que los catalanes estaban más acostumbrados a jugar finales que sus rivales.
Una de las bazas del Barcelona de cara a la final es la sobreexcitación del Alavés, bisoño en estas lides, mientras que el Barcelona es un equipo acostumbrado a paisajes como el de esta noche. La experiencia ante la ilusión, una lucha apasionante.
En lo futbolístico, el partido enfrenta a dos equipos que son capaces de variar sobre la marcha su sistema de juego según las circunstancias del partido. Por un lado, el Barcelona ya ha acostumbrado a propios y extraños a ser imprevisible para lo bueno y para lo malo, mientras que los de Pellegrino alternan la defensa de cinco y la de cuatro a lo largo de un duelo como aquel que cambia de marcha en un coche.
En el Barcelona, descartados por lesión y sanción Sergi Roberto y Luis Suárez, la duda está en ver quién ocupa el lateral derecho, posición delicada cuando al otro lado está Theo Hernández, futuro jugador del Real Madrid que esta noche puede empezar a ganarse un sitio en el corazón de su futura afición en el estadio donde soñó con jugar.
Mascherano, si está recuperado, cuenta con la mayoría de papeletas para jugar este partido, pues su carácter le hace fijo en las finales, pero André Gomes es la opción de Luis Enrique. En cuanto al sustituto de Suárez, Alcácer sale a jugarse la temporada a una carta, un poco como pasa con Jasper Cillessen.
En el Alavés, que ha acabado la temporada a un nivel estupendo, las miradas están fijas en la seriedad defensiva del equipo, la progresión por las bandas de sus laterales (Kiko Femenía y Theo) , el buen orden de Marcos Llorente las transiciones de Ibai y la inspiración en ataque de Deyverson.
Argumentos más que suficientes si no estuvieran Messi, Iniesta, Neymar, Busquets y compañía delante. Todos unos profesionales en situaciones límite, como la que se vivirá esta noche en el viejo Calderón donde se enfrenta la búsqueda de una gesta y la profesionalidad de un equipo ganador en cuyas manos está evitar un de