Es más que un suplente de lujo...
La tranquilidad de Ibiza representa bien el final de la temporada para James. Zidane hizo honor a los códigos en el último partido de Liga y lo reconoció con el cambio por Isco en La Rosaleda. El colombiano merecía festejar el título desde el campo de juego. Recompensa simbólica al trabajo de un jugador clase A en la segunda unidad del Madrid mientras el equipo de gala estaba enfocado en la Copa de Europa. No fue casualidad. El míster también sacó a Morata y a Kovacic, otros dos futbolistas de primera condenados al banquillo por las circunstancias. Y James volvió a sonreír. Disfrutó cada segundo de la fiesta por el título con sus compañeros, lo hizo público frente a las cámaras y en sus redes sociales. Alegría genuina de un futbolista de 25 años que terminó el 2016 dejando en duda su continuidad en el Madrid. Le costó la espera por la oportunidad para disputar unos cuantos minutos cada vez que el club blanco tenía un reto en frente. Cierra la temporada con 32 partidos, 12 asistencias, 11 goles y el recuerdo del golazo en el Clásico con el que certificó su temple.
Colombia no solo se enorgullece del triunfo de James. Falcao, Cuadrado y otros tantos jugadores han logrado protagonismo en ligas que siempre fueron esquivas. Madurez futbolística le llaman. El 10 logró ser el primer colombiano en lograr la española. Tres temporadas después de su llegada al Madrid, James está tranquilo. Conoce las condiciones de quedarse, las preferencias del entrenador, la vida en uno de los clubes más poderosos del mundo. Sin embargo, su potencial le exige ser más que un suplente de lujo.