Boca-River, el fiel tiene premio

Clásico con filtro. Hoy, a eso de las cinco (hora argentina), temblará de nuevo la tierra “allá por Olavarría esquina Almirante Brown”, como cantó el tango. Boca recibe a River, sinónimo de día grande en Argentina, donde el fútbol es religión. Todos quieren estar, pero no todos podrán hacerlo. A petición del Ministerio de Seguridad, Boca, con más de 170.000 socios (en múltiples modalidades), impuso un filtro para el partido. Tienen prioridad quienes hayan asistido a tres de los últimos cuatro como locales. Se avisó tarde y los aficionados se quejan. Muchos irán al campo sin saber si podrán entrar. No caben todos. Demasiados bombones para esa Bombonera.

De Wilkinson a Conte. En Inglaterra les cuesta creer que un entrenador inglés gane la Premier. La estadística juega en contra, pues los éxitos de los Pellegrini, Mourinho, Ranieri o Conte, campeón el viernes con el Chelsea, parecen no tener fin. Ponga un técnico extranjero en su banquillo y sueñe con ser campeón, sería el lema. De lo contrario... Se cumplen 25 años del último título con libreta made in England. El culpable fue Howard Wilkinson y aquella plantilla del Leeds sólo tenía siete jugadores no ingleses. Uno de ellos era un tal Cantona. Un Cantona pre-United. Ya ha llovido. Y más allí.

Impagos en el femenino. Está bien crecer, que el fútbol femenino llegue a todos los rincones, pero lo justo es pagar bien... y a tiempo. Los clubes de la Liga Iberdrola están molestos por los impagos por parte de la RFEF. No sólo les deben dinero (la cifra llegaba hace unos días a 23.000 de los 30.000 euros pactados), sino que para cumplir con lo acordado se les exigen las facturas de los gastos. En resumen: paga primero a tus proveedores y luego, no sabemos cuándo, ya llegará el dinero prometido desde la Federación.

Con el Chapecoense. En dos semanas se cumple medio año de la tragedia del Chapecoense. Ese nombre moverá siempre ya al escalofrío, a las noticias que nunca queremos escribir. En pleno drama, hubo quien no dudó en apropiarse de los objetos personales de la plantilla brasileña que, tras el accidente de avión, quedaron desperdigados por el terreno. Pero del abono (esa mezquindad), crecen cosas buenas. Hace unos meses, habitantes de La Unión, lugar del accidente, crearon una asociación para recuperar las pertenencias de las 71 víctimas. Relojes, teléfonos, camisas, zapatos... Esta semana les entregaron más de 200 objetos a los familiares de los fallecidos. Los buenos gestos florecen. La Unión hace la fuerza.