Una BBC da miedo y la otra da pereza
Con el euroderbi prácticamente visto para sentencia, la España futbolera puso el foco en la semifinal entre el Mónaco y la Juve para comprobar qué es lo que espera. La Juve dio el primer paso para estar el 3 de junio en Cardiff y, quién sabe, si para tener la oportunidad de vengarse de la final de 1998, aquella en la que Mijatovic hizo realidad la Séptima. El equipo de Allegri, con sus cosas, tiene una pinta excelente. Concedió varias ocasiones porque el eléctrico Mbappé es un trueno, pero ha logrado unir la solidez defensiva con el talento en ataque. Únicamente tiene de italiano la corteza. Se encierra poco y arriesga lo suyo. Su sonrisa y atrevimiento es más bien latino. Con Alves y Alex Sandro agitando por las bandas, y con Dybala e Higuaín rompiendo por el centro, hasta Mandzukic parece tener salero. Esta Juve es un hueso.
Hay quien dice que el Mónaco vendría peor al Madrid (o al Atlético…) en una hipotética final. Porque no tendría nada que perder y eso afila el descaro, porque es más desconocido y, por tanto, peligroso y porque juega con mucho atrevimiento. Puede ser. Pero en un partido a vida o muerte lo que pesa es la experiencia. Por encima de la genialidad y del hambre. Al Mónaco, a la hora de la verdad, le han temblado las canillas. Normal. El partido de Fabinho, líder durante meses, resume una realidad. Por el contrario, la Juve hace todo con una madurez envidiable. Ha construido un proyecto a lomos de varios veteranos para obtener resultados a corto plazo (ahora o nunca) y tiene el plus anímico de Alves, Khedira, Higuaín y Mandzukic de ajustar cuentas pendientes. Porque las hay. De ahí que nadie a estas horas quiera enfrente a una Juve que reina en Italia y que tumbó a Messi. Su BBC (Bonucci, Barzagli y Chiellini) impone hoy más que la del Madrid.
Ahí es donde tendrá que tomar Zidane la decisión de su vida si confirma su pase a la final. Tras la goleada ante el Atleti, Kroos se atrevió a decir lo que piensa gran parte del madridismo y que sólo está empeñado en discutir Florentino con sus planes de grandeza: “La clave estuvo en los cuatro centrocampistas”. Si el técnico francés se empeña en jugarse de inicio la Champions con Bale, Benzema y Cristiano, por convicción o consejo, tendrá sus opciones de victoria, porque el Madrid está fino y ese ataque es oro puro. Pero tiene más posibilidades de perder. No estaría más que dando carrete a un rival que borda el 3-5-2 al sentirse seguro atrás y, sobre todo, dueño del medio campo con Pjanic. Si el Madrid, por el contrario, apuesta por el 4-4-2 más equilibrado y de moda, pondría en un aprieto a Allegri, que dudaría entre seguir peleando con sus tres centrales u optar por una línea de cuatro, como ante el Barça, para centrarse más en tanto mediapunta. En la BBC, blanca y bianconera, estará la clave de Cardiff. Y visto lo visto, para el Madrid sería deseable elegir la opción que descarte a ambas.