Esperando un milagro (2ª parte)
Afronta el Barcelona las tres últimas jornadas a la espera de un milagro. Que el Real Madrid se deje tres puntos en cuatro fechas (a las tres que les restan a todos, el Celta y los blancos suman la del partido aplazado por un temporal) no parece sencillo. Ante esta situación, en el vestuario blaugrana poca cosa pueden hacer más que centrarse en lo suyo, acabar la temporada ganando sus partidos y lamentar los puntos que dejaron escapar en campos teóricamente mucho más accesibles que otros en los que vencieron. Si todo sale de la manera más lógica, el Barça se habrá dejado la Liga ante los rivales de la mitad de abajo de la tabla.
Ante este panorama no toca más que evocar las Ligas de Tenerife, la de Riazor e incluso la remontada ante el PSG. Un buen alimento para la moral, pero poco más. Lo que se ha hecho, ya no tiene arreglo porque ni se puede volver a jugar en La Coruña, ni en el Villamarín ni ante el Alavés en casa. Todo está en manos de un rival que es el que puede perder un campeonato que se parece mucho al que ganó el Barça hace un año, cuando se creyó por dos veces que lo tenía ganado y tuvo que ganarlo una tercera vez en el sprint final ante la persecución blanca. Entonces, el Barça no tenía, como sí los de Zidane, el desgaste europeo. Una nueva modalidad de milagro.