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Reserva hecha en Estambul

Al Madrid le ha gustado Estambul. Buena idea. Paseos por el Bósforo, ambiente inmejorable y dos victorias convincentes ante el Darussafaka para firmar su quinta Final Four en siete años. Pablo Laso está escribiendo una bellísima página de oro en la historia de la sección. Más que por lo que gana, por cómo lo hace. Sólo en un equipo con una sensabilidad especial para jugar al baloncesto, sus pívots, Ayón y Randolph, pueden combinar en alley oops. Laso, además, no cayó en la tentación de coger un atajo cuando el Madrid se estrelló en Londres (2013) o en Milán (2014). Siguió un camino honrado, ganó la Novena y dentro de tres semanas volverá a Turquía. Le espera un viejo enemigo: el Fenerbahce del admirable Obradovic, el señor de la Euroliga. Ocho ha ganado.

Estambul tiene magia. Sólo así puede explicarse lo que ha pasado en las otras dos Final Four de las que fue sede. En 1992, Djordjevic hizo un triple imposible en el último segundo que coronó al Partizan ante el Joventut. Veinte años después, en 2012, Olympiacos le remontó 19 puntos en los últimos 11 minutos al CSKA y ganó el torneo con una canasta milagrosa de Printezis. En el Sinan Erdem Dome cabrán 16.000 hinchas del Fenerbahce esperando levantar su primera Euroliga después de dos años de decepciones. Un reto gigante para el Madrid, que en la final podría topar con el CSKA. Pero, ya hemos dicho, este es un equipo especial. Será el último baile de Nocioni. Por su defensa a Bjelica empezó todo en 2015. De momento, el Madrid ha cerrado la reserva en Estambul.