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Zidane no se atreve a respaldar a Isco

A veces uno piensa para qué sirven las conferencias de prensa de los entrenadores. Ayer, toda la curiosidad, legítima, era si Isco iba a ocupar el puesto que deja libre Bale en su enésima lesión. Zidane se limitó a decir que lo tenía decidido, pero que ya lo anunciaría. Ya saben: el fútbol es el único espectáculo en el que se paga la entrada sin saber lo que se va a ver. No me quejo. El fútbol es así y así se admite. Ya lo dijo una vez Bill Shankly, en vísperas de un partido de su Liverpool contra el Milán, en Copa de Europa. Le pidieron la alineación y dijo: “No daré esa información al Milán. Si de mí dependiera, no sabrían ni la hora del partido”.

Lo que no sé es cómo se las va a apañar Zidane para dejar fuera a Isco. Es verdad que tiene tres soluciones diferentes, que se llaman James, Lucas Vázquez y Asensio. Tres jugadores estupendos, todos ellos víctimas de esa especie de becerro de oro que es la BBC, y resulta que de todos los posibles sustitutos (y ya es injusto el término, se trate del que se trate) de Bale, el que en mejor forma está es el cuarto, Isco. Excelente jugador, atraviesa uno de esos estados de gracia en los que un deportista puede con todo. Dejarlo hoy fuera, tras su partido en Gijón y dado que Bale no cuenta, resultaría escandaloso. Pero aun así Zidane despista...

Mejor si juega Isco, en fin. Jugadores así y en estado de gracia no son para desperdiciar. Pero con ser eso importante, más lo es el fondo de la cuestión. Madrid y Bayern se han enfrentado en diez eliminatorias en Europa. No hay duelo así. Cinco veces ha pasado cada uno de ellos. Esta ocasión, la undécima (número feliz para el Madrid) hará el desempate. A uno le vienen a la memoria cantidad de episodios, muchos desfavorables al Madrid, algunos muy desfavorables. Pienso que si el Madrid pudiera quitar diez episodios de su historia, más de la mitad serían choques con el Bayern. Hoy, ojalá que con Isco, es la ocasión de romper el empate.