Se rozó la sorpresa en El Molinón

Al final sucedió lo que tenía pasar y la superioridad del Madrid se impuso al Sporting, aunque el equipo blanco jugó con fuego. Para ser más exacto, su entrenador, Zinedine Zidane, jugó con fuego. El desprecio al rival con una alineación cargada de reservas pudo costarle caro al técnico francés en su carrera por el título. Pero ahí estaba Isco para poner las cosas en su sitio. En el otro banquillo, fue Rubi quien menospreció al brillante futbolista malagueño al que los rojiblancos le dejaron mucho espacio para maniobrar así como tiempo para pensar y hacer de todo.

No hubo sorpresa en El Molinón, aunque se rozó. El Madrid sigue líder a la espera del partido de Vigo y del Clásico que decidirá todo. El equipo blanco depende de sí mismo para lograr el título. En cambio, para sí quisiera esa dependencia exclusiva el Sporting en su agónica lucha por la permanencia. A los rojiblancos se les acaba el tiempo para recuperar el terreno perdido. Cada vez está más claro que sólo un tercer milagro consecutivo pueda evitar el descenso del conjunto gijonés. Pero aquí nada se puede dar por perdido mientras las matemáticas no digan lo contrario...