La Liga de Isco
Dios te bendiga. Tiene el tren inferior muy bajo. No tiene cuerpo de atleta. Nunca es titular en los partidos de tres estrellas Michelín. Acaba contrato en poco más de un año (30 de junio de 2018). Lleva barba descuidada. No tiene envergadura para disputar los balones aéreos... Pero es un genio con botas, un mago tocado por los dioses del fútbol, un tipo capaz de ganar un partido en una baldosa a un millón de chinos, un filigranero que hubiera podido competir con Ronaldinho, un regateador sublime, un inventor incesante, un Houdini empeñado en demostrar que el precio de una entrada merece mucho más que una buena actitud y un correcto desempeño, un rebelde con causa, un futbolista con denominación de origen y sin fecha de caducidad... Si fuera vino, Isco sería un Gran Reserva, pero ya va siendo hora de valorarle como si fuese un vino de culto. En Gijón se matriculó para los restos. Su actuación es de las que se recordarán cuando se consume la conquista de esa soñada Liga 33. Con sólo dos titulares en el campo y ante un Sporting que luchaba bravamente por su salvación, Isco emergió como un Titán para adueñarse del Olimpo y poner todo El Molinón a sus mágicos pies. Valdano lo clavó durante la transmisión de Bein: “Lo que tiene que hacer el Madrid es dársela a Isco. Se le ve con todas las luces encendidas. Está lanzado”. Y así fue. Con 1-0, con 2-1, con 2-2... Hasta que llegó el minuto 90, Isco encontró un hueco entre las piernas de Babin y puso el balón donde nunca podía llegar el agilísimo Cuéllar. Gol de oro. Gol que puede valer una Liga. Gol salvador que provocó el éxtasis de sus compañeros y de todo el madridismo. Ya es un clamor. No hay que esperar más. En el Domingo de Resurrección habría que celebrarlo con dos palabras: ¡renovación ya!
Buen Sporting. Que nadie olvide que estos tres puntos eran tan importantes como los del derbi de la semana pasada o los del Clásico de la que viene. El Barça cedió seis puntos en Riazor y La Rosaleda que pueden costarle una Liga. En Gijón no se podía fallar, y eso que Zidane planteó una alineación de ‘Alto Riesgo’ con Danilo y Coentrao en los laterales y dejando sólo dos titulares (Ramos y Nacho) para la batalla del martes con el Bayern. El Sporting lo aprovechó en parte, dado que se adelantó dos veces. Vesga demostró ser un futbolista al que merece cogerle la matrícula (pase de genio en el 1-0 y cabezazo envenenado en el 2-1). Pero este Madrid de Zidane no se rinde jamás. Desde que empató Morata (¡otro gol del canterano insaciable!) el partido se volcó sobre Cuéllar, con Mariano jugando de doble 9 y Marcelo y James metiendo bananas continuas en el área asturiana. Hasta que apareció el genio de la lámpara y dio carpetazo al engorroso asunto... Eso no es flor. Es talento y plantillón.
Nacho y el Clásico. Es el alumno más disciplinado del Aula Magna de Zidane. Ayer no podía cometer errores ni recibir tarjetas. Se perdía el Clásico y tanto Pepe como Varane no llegan por estar KO. El canterano más ejemplar del último lustro ayudó a Ramos para evitar que la sangría fuera mayor en las contras del Sporting y casi mete un gol de cabeza. Nacho, titularísimo en el Clásico. Bien por él.
Euforia vikinga. Me trasladan su felizidane las peñas de Fuenlabrada de los Montes (Badajoz), El Villar de Puertollano, Mancha Real ‘Juanito’ (Jaén) y Diego sr., Diego jr., Sheila y Toni, de la churrería La Antigua de Azuqueca de Henares, que me dejan un sms. “Queremos a Isco en el Madrid para siempre”. Escrito queda, amigos.