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Cristiano abrillanta su Balón de Oro

Dos goles en el Allianz Arena, con lo que es el primer jugador en alcanzar el número mágico de 100 en competiciones europeas de clubes. Además, fue el causante de las dos entradas mal medidas de Javi Martínez que le costaron la expulsión. Cristiano llevaba un curso pálido, su producción de goles está bajando, pero en la noche grande de Múnich volvió a sentar sus reales. Está cambiando su juego del extremo abrumador que fue, con carreras de cincuenta metros, alborotos y chupinazos, al de delantero de menos recorrido, pero afilado en el área, con desborde por los dos lados, estatura para el cabezazo y facilidad para el gol.

Con él y con el resto, el Madrid ganó un partido que empezó difícil. Robben hizo un gran primer tiempo. No había antídoto para él. Aunque de cuando en cuando conseguían el balón y respirar en campo contrario, los de Zidane se sintieron siempre incómodos con ese puñal clavado en el costado. Marcelo, Kroos, Sergio Ramos... Todo era poco. Se sucedían los córners y en uno de ellos Vidal le ganó el salto a Nacho y machacó. El apuro pudo ser mayor cuando, muy cerca del descanso, Rizzoli decretó penalti por un balón que le dio a Carvajal en el pecho. En realidad, fue una fortuna porque Vidal lo falló y eso cambió el curso del partido.

Porque el Bayern regresó pensando en ese 2-0 que se había escapado. Y el Madrid, feliz por sentirse vivo. Jugó más suelto y pronto llegó el primer gol de Cristiano, tras gran pase de Carvajal. Y pronto, la segunda tarjeta de Javi Martínez, que no es central, sino un ‘box to box’ que están echando a perder. Contra diez, el Madrid pasó a ser dueño del campo y del balón. Y jugó un primor. Robben dejó de ser el mejor del Bayern: pasó a serlo Neuer, enorme. Marcelo dejó de pasarlo mal atrás para pasarlo bien arriba. Cristiano marcó otro gol y el Madrid hizo para uno o dos más, entre ¡olés! de sus aficionados, que disfrutaron de lo lindo. Inolvidable.