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El tenis no respeta su Davis

Señoras y señores de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) y de la Federación Internacional de Tenis (ITF), hay que buscar una solución a la Copa Davis. Si las principales raquetas se ausentan de la competición una y otra vez, porque un viaje largo o un cambio de superficie rompen su programación o interfieren en sus cálculos de puntos en el ránking mundial, es porque existe un problema. Novak Djokovic decía hace un par de días: “El fan del tenis lo entiende, pero los que no siguen este deporte, no”. Con todos los respetos, Nole, hay aficionados al tenis que tampoco lo entendemos. A no ser que se quiera dejar fuera de la definición de ‘fan’ a los que discrepamos. A mí me gusta el sabor añejo de la Davis. Y también que exista una competición por países, que aporta otros atractivos distintos a los torneos individuales. Pero si el actual formato está agotado, como parecen evidenciar las reincidentes bajas, es cuestión de sentarse y resolverlo. Sin hipocresías.


España ha acudido a Belgrado sin sus dos principales tenistas, Rafael Nadal y Roberto Bautista. Antes de la eliminatoria, Miguel Díaz, presidente de la RFET, dijo en Teledeporte: “Hay que conocer las interioridades del tenis”. Era su manera de justificarlo y de responder a las críticas. A mí me sonó a: “Quien opine diferente, no sabe de esto”. Ese no es el camino. La Selección quedó fulminada en dos días: 3-0 y a casa. ¿Qué interioridades nos han llevado a eso? Antes del cruce, Djokovic se extrañó con la alineación rival: “Es raro no ver a otros tenistas”. Y después del cruce, la capitana Conchita Martínez llamó a “recuperar el compromiso de los jugadores”. Esos análisis vienen desde el corazón del tenis. El problema está dentro, no viene de fuera. Si existe una competición con el prestigio de la Davis, hay que honrarla. Y si el paso del tiempo la ha dañado y no funciona, habrá que cambiarla. Pero, se deje de esta forma o se transforme en otra, lo que merece es el respeto del propio tenis.