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Monchi se marcha y Raúl regresa

Lo confirmó ayer, en acto sencillo y bien montado, Monchi: se va del Sevilla. Era algo sabido, ya intentó irse en verano, ahora ya es oficial. Aquí deja una tarea tremenda. Este gran Sevilla ha sido obra de muchos, desde luego, pero nadie deja de tener la impresión de que Monchi ha aportado una enormidad. Durante este tiempo, el Sevilla ha dado un salto de escala. Siempre fue, en España, lo que en los tiempos clásicos se conocía como ‘equipo de campanillas’, pero ha sido en esta época cuando ha dado el salto con fuerza al escenario europeo. Ha ganado cinco títulos de la Europa League (antes Copa de la UEFA) en los diez últimos años.

Cuando la primera de todas, en Eindhoven, ante el Middlesbrough, miles de sevillistas viajaron allá en la idea de que estaban asistiendo a algo único. Pero aquel hito se convirtió en un hábito, gracias a la continua renovación de un equipo que a base de comprar bien y vender mejor ha podido mantener los niveles salariales que exigen los grandes jugadores. Para todos, el secreto se llama Monchi. ¿Por qué se va? Porque lleva más de quince años en eso y le agota ya la tarea, que en su caso viene cargada por el peso del compromiso sentimental con ese club, que es el suyo. En cualquier otro sitio, quizá Roma, trabajará igual de bien, pero sin ese peso.

Se nos va un grande, se supone que a Roma, aunque hay rumores que le sitúan más cerca. Pero al tiempo, Raúl anuncia su posible regreso al Madrid, tras su ‘máster’ en LaLiga. Un fichaje para lavar la imagen de Florentino, que necesita buenas compañías para compensar cosas como la última, su papel de financista de un falso medio con un protagonista de la Púnica como servomando. No sabemos lo que hará Raúl aquí, pero el anuncio de su regreso es bueno, porque es hombre sensato y, ya que está de moda, portador de valores del Madrid de otro tiempo, aquel en el que el palco no era tan grande ni hacía tan obscena exhibición.