Ni Mbappé ni el próximo portero ilusionan más que la continuidad de Isco
Un magnetismo incuestionable. Isco es un futbolista con un arte muy particular y, con él, existe la permanente sensación de que cada minuto que no está sobre el césped se está dejando de paladear ese duende tan suyo, esa expresión artística que es el fútbol cuando es interpretado por privilegiados como el malagueño. El talento se puede comprar, pero la conexión con la grada es otra cosa. El Bernabéu ha sabido valorar cómo Isco ha aprendido a sacrificarse para ser, además de un fantasista, un futbolista versátil. Incluso, es capaz de ser protagonista saliendo desde el banquillo.
La necesidad de jugar. Roncero dio ayer un alegrón al madridismo cuando escribió en estas mismas páginas que su renovación estaba mucho más cerca. Claro que el dinero es clave en estos casos, pero Isco necesita ser protagonista para ser feliz. Nunca se ha dejado querer por ningún club, sólo ha reivindicado la necesidad de sentirse importante más allá de las palabras. Eso pasa por tener más minutos en partidos clave. Ninguno de los nombres que suenan para el Madrid, pongamos Mbappé, Courtois o De Gea cautivan más que saber que el jugador de Arroyo de la Miel seguirá vistiendo de blanco.
El dedo de James. Mientras la Peineta de la gran estrella colombiana copa tiempo de debate en su país, la continuidad del cafetero en el Madrid parece más en entredicho que nunca. Miran al pulgar de Zidane. Hay quien lo lee en clave de efecto colateral de la continuidad de Isco y son casos con un flagrante paralelismo, pero con varios millones de diferencia. Jugadores infelices por su falta de protagonismo y con un gran mercado, especialmente en la Premier, esperando para ficharles.
La sanción a Messi. Los cuatro partidos de sanción a Messi por menospreciar a un asistente en el Argentina-Chile puede dar la sensación de ser un castigo ejemplarizante por tratarse de Leo, pero la FIFA es consecuente no haciendo distinciones. Sabiendo la tinta que ha sudado el barcelonista para entrar en los corazones de sus compatriotas con la albiceleste, habrá que ver cómo interioriza el astro argentino la sanción más dura de su carrera deportiva.