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El Sevilla se topó con la Ley de Murphy

El sueño del Sevilla se esfumó en Leicester. Todo ha salido mal. Esta eliminatoria le ha cogido en lo que antes se llamaba ‘el bache’, ese periodo nunca explicado de unos pocos partidos en los que un equipo, de repente, empieza a jugar peor. Algo que como viene se va, pero mientras dura cuesta resultados. Por contra el Leicester cambió de entrenador en medio de la eliminatoria y eso provocó una reacción que está enmendando una temporada que iba al desastre. Los jugadores hacen por Shakespeare lo que no hacían por Ranieri. Balagué explicaba ayer las causas. Ha sido un caso claro de choque plantilla-entrenador.

Pero aún hacía falta más, dada la distancia inicial entre los dos equipos. Ese más han sido, por un lado, dos penaltis fallados, parados ambos por Schmeichel Junior, cuyo padre, ufano, celebró el de anoche. Ya había parado uno en la ida. Para más desgracia, un tirazo de Escudero a la misma cruceta, y de paso Nasri, que estuvo toda la noche comprando papeletas para la expulsión, hasta que las reunió todas y le tocó. Una pena, de verdad. Este Sevilla valía de largo unos cuartos de la Champions, pero no le veremos ahí. Lo siento por el gran trabajo de aquella casa y por la ilusión de todos los sevillistas. Pero ha sido un caso de Ley de Murphy.

No habrá cuatro españoles en cuartos, pero damos por sentado que habrá tres. El Atlético recibe al Bayer Leverkusen con un resultado tan bueno que nadie piensa en un disgusto. La ilusión del aficionado es ver un partido bonito y, al menos sobre la marcha ya que no de salida, poder aplaudir al Niño Torres, una vez felizmente recuperado de aquel percance que nos dejó el alma en vilo. El Sevilla no dejará de estar en las conversaciones, más que por lo de anoche, por lo que está por venir. El domingo visitará el Calderón y de ese partido puede depender mucho quién sea finalmente el tercero. Pero antes, hay que evitar descuidos esta noche.