Remontada del Madrid con un reparo
“No me puedo cortar el brazo”, explicó Bruno al final. El balón le fue al brazo, tras rebote, no hizo nada por jugarlo, ni lo tenía ahí para cubrir la trayectoria que iba hacia fuera. Pero Gil Manzano dio penalti y estropeó su actuación y de paso el partido. Un partido bueno, con una hora excelente del Villarreal, que se puso 2-0 ante un Madrid desconcertado y perezoso que sólo reaccionó cuando se vio derrotado. Entró Isco, se pusieron a correr todos, el Villarreal entró en pánico y del bombardeo salieron un tiro al palo, dos goles y el penalti. Total, remontada. Para el Villarreal, el disgusto menor: el mayor fue la nueva lesión de Sergio Asenjo.
Hasta el 2-0, el Madrid marcó su clásico defecto con la BBC: ayudan poco o nada hacia atrás, los medios temen verse rebasados, se retrasan y el rival juega a placer. Y cuando el Madrid recupera el balón, tiene a sus delanteros lejos, no conecta y la pierde. Eso va a más con los minutos, porque cunde su desconfianza y crece la confianza del contrario, en este caso el Villarreal, que además juega muy bien. Bailó al Madrid mucho rato. Luego, con los cambios (no es baladí el de Benzema por Morata), el esfuerzo de todos, el poderío por arriba (dos goles de cabeza) y el penalti, el Madrid salió vivo. Recuperó la cabeza, que por unas horas tuvo el Barça.
Porque el Barça ganó en el Calderón un partido jugado sobre césped muy seco que sospecho, como Luis Enrique, que fue un tiro que le salió por la culata a Simeone. A sus delanteros (los franceses, el Niño Torres...) les hubieran resultado mejor sus combinaciones en un césped húmedo. El partido fue emocionante, con un Atlético cansado y un Barça con aire triste, pero que supo competir. Cazó sus goles en dos jugadas con rebotes en el área que al Atlético, tan expeditivo en general ahí, se le quedaron atascados. Una tarde de felicidad para el Barça, enfriada por la remontada del Madrid, al que le bastó con media hora... más un penalti.