Los superhéroes Beitia y Llull
¿Atletismo o baloncesto? Andaba yo titubeante sobre qué escribir, cuando el ambiente de la pista cubierta de Gallur, con 3.000 espectadores, todos los que caben, y el punto de modernidad de la presentación de los atletas desde el túnel, me animó a tirar por este deporte. El atletismo vive tiempos de frescura, personalizada en Raúl Chapado, el nuevo presidente de la RFEA, que organizaba la reunión junto al Ayuntamiento de Madrid. Esa frescura no fue valladar para que una saltadora eterna, Ruth Beitia, encandilara al público con una elevación de 1,98, un centímetro más de lo que necesitó para ganar el oro olímpico. Por allí andaba también Orlando Ortega, ese cubano que sentíamos con frialdad, pero que logró emocionarnos cuando le vimos llorar en Río envuelto en la bandera de España.
Andaba yo escribiendo de atletismo cuando arrancó el partido de Euroliga y Sergio Llull se puso la capa de superhéroe en el primer cuarto: 19 puntos, con 5 de 6 en triples, 3 asistencias, 2 rebotes, 25 de valoración... Paren máquinas. Un arranque meteórico, cinco días después de conducir al Real Madrid a su cuarta Copa del Rey consecutiva y coronarse MVP. La progresión del menorquín no mantuvo esos registros, pero aun así acabó con su mejor valoración en esta competición: 31. El colofón fue un triple desde casi la mitad de la cancha. Ahí se elevó Llull, irreverente y majestuoso, para cerrar su cuenta en 26 puntos. Con la misma majestuosidad que se había elevado poco antes Beitia para sortear el listón. Hay que ver, pensé, qué suerte tenemos de poder disfrutar de dos deportistas así en un viernes cualquiera.