Tres años jugando fuera la Davis

Sabido es que ganar fuera de casa en la Davis es complicadísimo. Bien que lo hemos sufrido, y quizá se deba precisamente a ello el calvario que llevamos sufriendo desde que perdimos en Alemania hace ahora tres años, pues desde entonces todas las eliminatorias las hemos disputado fuera. También nosotros nos beneficiamos del factor cancha cuando jugamos en casa, e igualmente lo hemos explotado, pues no perdemos una eliminatoria en España desde abril de 1999, cuando la Brasil de Kuerten nos ganó en Lleida con Moyá, Corretja y Costa en el equipo. Ahora, tras vencer en Croacia, vuelven a pintar bastos. Otra vez a jugar fuera. En la Serbia de Djokovic. Habrá que ir con todo, es decir, con Nadal a la cabeza. Serbia será más fuerte que Croacia, aunque no siempre Djokovic juega.

En Croacia nos enfrentamos a un equipo B, dadas las renuncias de los cuatro mejores jugadores croatas: Cilic, Karlovic, Coric y Dodig. El nuestro, en cambio, era el A sin Nadal, baja justificada porque cinco días antes jugaba la final de Australia a 15.000 kilómetros de distancia. Bautista y Carreño se habían ganado un puesto en el equipo, y resultó feliz la victoria de éste en el partido decisivo. Era su debut en la Davis, y una derrota, sumada a la de la primera jornada, le hubiera dejado marcado, como marcó a Almagro aquella derrota ante Stepanek en la final de 2012 en Praga. Ha vuelto el ambiente de equipo, y Serbia nos da alguna opción, pues, al contrario de lo que sucede en la Davis, es imprevisible. En los últimos cinco años ha perdido cinco eliminatorias en casa. ¿Vendrá la sexta?