La Davis es así de cruel
Mektic y Draganja son dos tenistas croatas que ayer jugaron el partido de su vida. Entre otras cosas, porque nunca habían jugado juntos. Dicha pareja ganaron a nuestros López, Feliciano y Marc, que el año pasado se hartaron de jugar juntos. Nada menos que 46 partidos, y con buenos resultados. Ganaron Roland Garros y se clasificaron entre las ocho mejores parejas del mundo para disputar el Masters. Increíble que perdieran ante el inédito doble croata formado por dos hombres que, cada uno por su lado, sembraron de derrotas su palmarés, y en los Grand Slam fueron eliminados a la primera. Por algo Mektic es el jugador número 65 de dobles, y Draganja, el 114. De los españoles, Marc es el 10 y Feliciano, el 12. ¿Cómo explicar la derrota? La desafortunada actuación de Feliciano tuvo mucho que ver.
Aún hay que frotarse los ojos al vernos perdiendo 2-1. Llega la Davis, y las estadísticas no cuentan. Pasó con Carreño en la primera jornada y pasó con el doble en la segunda. También, en el Alemania-Bélgica, donde los números 328 y 528 del mundo vencieron a los hermanos Zverev, uno, verdugo de Murray en Australia, y otro, que le aguantó a Nadal cuatro horas. Si Bautista pone esta tarde el 2-2 en el marcador, Carreño tendrá la oportunidad de demostrar que no es el jugador débil mentalmente que parece, o Feliciano, la de hacer el quite del perdón. Así de cruel es la Davis. La presión llega a ser tremenda, pues mientras en un torneo, a miles de kilómetros de distancia, de una derrota nadie se entera, cuanto sucede en la Davis trasciende. Es lo que puede con algunos jugadores... o peor aún, les hace borrarse.