Nadal sube a los cielos

Nadal ha vuelto a lo más alto. No con un juego sublime —Dimitrov le hubiera durado entonces la mitad—, pero sí con la contundencia para codearse, y ganar, a cualquiera. Lo ha demostrado tras ir superando eliminatorias en un cuadro —Mayer, Baghdatis, Alexander Zverev, Monfils, Raonic y Dimitrov — donde había grandes pegadores. El partido contra el búlgaro resultó durísimo. De los que desatan emociones y despiertan pasiones. Por eso Nadal, al margen de las evidentes mejoras que ha experimentado su juego, acabó subiendo a los cielos. Tenía que estar en la final sí o sí. En ella esperaba Federer, para hacer aún más emotivo el que será increíble desenlace de este torneo. Después de dos años de sufrimiento y decepciones, de nuevo ¡en una final de Grand Slam!

Algo habrán tenido que ver el descanso y la incorporación de Moyá a su equipo de trabajo. Su drive es ahora más ofensivo. Las bolas, más profundas. Su segundo saque también hace ahora más daño. Sus piernas siguen siendo rápidas. Ni rastro de dolencias pasadas. Nadal está listo para regresar a los campos de batalla más encarnizados. El de ayer lo fue. Sus 4:56 horas de duración sólo las superó por 18 minutos el Karlovic-Zeballos de la primera ronda, cuyo quinto set acabó 22-20. Bienvenido sea el regreso de Nadal. Y si encima es con Corretja de comentarista en la televisión, el espectáculo resulta completo. Sus comentarios nos sacan de la grada para meternos en la pista, y comprender por qué cada jugador hace lo que hace. Mañana, a seguir disfrutando.