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Croacia no era una fiera corrupia

En el balonmano empezamos a tener más bestias negras que Francia, capaces de proporcionarnos derrotas crueles. Croacia es una de ellas. Nos ha dejado fuera de los partidos por las medallas, cuando nuestra Selección llevaba un Mundial inmaculado. Nos llegó a sacar cinco goles de ventaja, empatamos y al final perdimos por un gol, algo que empieza a ser habitual, lo cual indica que tenemos un problema. Lo peor es que tuvimos nuestras oportunidades, pues el último balón fue nuestro. Cuando sucede al contrario, que el balón lo tiene el rival, nos suelen marcar gol en el último segundo. Algo tenemos que estar haciendo mal cuando tanto infortunio maltrata nuestro querido y laureado balonmano del que últimamente sólo contamos desgracias, ya sea el masculino como el femenino.

En marcha tenemos una renovación de nuestras Selecciones, y puede que ello sea motivo de una evidente falta de engranaje. También hemos estrenado seleccionador en el equipo masculino, y se ha de notar, aunque en este caso no haya sido para bien. Croacia, por bestia negra que nos sea ahora, tampoco era una fiera corrupia, y nos ha apeado de la competición. En la primera fase perdió 28-21 con Alemania, eliminada después por Qatar. Luego ganó a Egipto y se plantó ante nosotros con un conjunto plagado de bajas con respecto a los Juegos, con lesionados y, sobre todo, una falta de firmeza en su juego preocupante. De ahí que celebrara la victoria con una alegría exagerada. Nosotros, en cambio, aún nos estamos lamiendo las heridas. Era un partido para haber ganado.