La moda de las Autonómicas ya decae

Anteayer jugó la Selección Catalana, hoy lo hará la vasca, ambas contra Túnez. Entre ambos partidos, el Champions For Life, Selección Andaluza contra un combinado de LaLiga, de carácter benéfico. Aquellos años de pasión por las selecciones autonómicas, nacida en Cataluña y País Vasco y extendida a otras autonomías por imitación, va quedando atrás. Cataluña se fue a jugar a Montilivi, el campo del Girona, y no llenó. Faltaron muchos jugadores, y no sólo los de la Premier. Del Barça sólo acudieron Sergi Roberto y Masip. Un pinchazo en toda regla, apenas compensado por la presencia siempre grata del gran Xavi Hernández.

Los partidos de vascos y catalanes tuvieron un gran calor en la esperanza, que yo siempre vi ilusoria, de que fueran la primera piedra de una selección oficial. En otros sitios se trataba de estar a la moda y a veces hasta sospecho que de emborronar la singularidad vasca y catalana. Ahora, vascos y catalanes ven aquel objetivo tan lejos como entonces y se ha ido diluyendo el entusiasmo inicial. Las reivindicaciones, en el caso catalán, están ya en el espacio que resulta más propio, el Parlament, donde se viven con acaloramiento. Y las del País Vasco viven ahora un periodo de sosiego. Hoy tendrá un equipo de buena apariencia, pero sobra mucho papel.

Así que aquel carrusel de partidos ‘autonómicos’ que entretenía la espera mientras vuelve LaLiga, va pasando a mejor vida. Sin embargo, sí mantiene el tipo el Fútbol 7 de los niños, un invento de Carmelo Zubiaur que De la Morena ha cuidado y regado con mimo durante todos estos años. En invierno, ya saben, en su versión internacional. El contraste entre los nuestros y los de fuera nos permite ser optimistas, porque la diferencia es grande. Aquí sí hemos disfrutado de tres días de fútbol intensivo, con juego bonito e individualidades brillantes. La copa se la llevó el Barça, que sigue criando polluelos en su bien reputada Masía.