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El madridismo de Djordjevic

Que Djordjevic no entrene, y no lo haya hecho jamás, en España es uno de los síntomas de la crisis en la que están sumidos nuestros clubes de baloncesto. Djordjevic es un entrenador caro. O, por lo menos, no es barato. Su contrato, sin ser el de una estrella, sólo estaría al alcance del Madrid o el Barcelona. El Madrid le tanteó en los periodos que Laso ofrecía dudas a consecuencia de una serie de resultados adversos. En el Barcelona lo tiene más complicado, pues resulta difícil olvidar cómo Djordjevic celebró su título de Liga con el Madrid en el Palau. Allí Djordjevic soltó “toda la rabia contenida porque Aíto no me quiso renovar en su día y quise gritar ‘todavía me echáis de menos”. Desde entonces, el madridismo le guarda cierto cariño. Las derrotas que le infringía como azulgrana quedaron olvidadas.

A Djordjevic le gustaría entrenar en España. Fueron siete años entre Barcelona y Madrid. Es un técnico de carácter, que maneja el tiempo de los partidos y da a cada jugador el protagonismo que necesita. En el Mundobasket de España, donde jugó la final ante EE UU, dio pruebas de ello. Como en la ACB no había dinero para contratarle se fue al Panathinaikos; ahora está en el Bayern, un grande de Europa, pero no del baloncesto. Juega en segunda división, en la Eurocup, a la espera de una llamada de España, que no se produce. Nos vendría de maravilla, porque nunca deja indiferente a nadie. Es un ganador nato, como le reconoce a Jorge García, y para ratificarlo confiesa que se ve reflejado en Llull, el icono madridista nada menos. Sabe lo que dice. Pero de momento que se olvide. Mientras esté Laso...