PABLO CAMPOS

No hay nada que echarles en cara...

Recibió el sorteo con algarabía, preparó el primer partido con osadía, cicatrizó su herida y regresó al Bernabéu con el propósito de no reprocharse...

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Recibió el sorteo con algarabía, preparó el primer partido con osadía, cicatrizó su herida y regresó al Bernabéu con el propósito de no reprocharse haber dejado de ser fiel a su idea. Esta es la Cultural que está barriendo en Segunda B y que entendió que debía jugarle al Madrid con las mismas bazas que al Pontevedra o al Mutilvera: balón, con los laterales emergiendo al ataque a través de posiciones interiores, paredes… Con plasticidad y riesgo, enorme si enfrente está al campeón de Europa. Más aún si te metes dos autogoles, regalas un balón de gol en el primer minuto y estás menos fino de cara a la portería rival. Se explica sin más aditivos desde el 13-2 final.

Hay poco que echarle en cara a esta Cultural y a su técnico, aunque no defendió a su altura en Liga. Concedió de más y fue presa del apetito de Morata y Mariano. Por algo no escondían su preferencia por Cristiano y compañía en relación a su espíritu competitivo. Ahora que el cuento se acabó, dos reflexiones: sólo el campeonato de grupo y el ascenso aparecen en el horizonte de un equipo que estuvo un mes en la nube y vuelve a sentir el aliento de miles de leoneses, también de los exiliados que ayer se dejaron notar en el Bernabéu. Ojalá no pasen otros 56 años.

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