El Real Madrid gana ahora mismo el Clásico de la identidad
Lo que el Barça se llevó. No se puede circunscribir a un problema futbolístico el rendimiento del Barça, aparentemente más colgado que nunca del talento de Messi. En el club azulgrana decidieron invertir 124 millones en mejorar su banquillo, sin medir que los canteranos, además de un rendimiento más que aceptable, conferían una identidad que no se paga con dinero. Entre más calidad y menos identidad, el Barcelona equivocó la balanza y está pagando cara la factura. Por poner ejemplos concretos, Sandro o Munir puede que no sean tan buenos como el Paco Alcácer del Valencia, pero es probable que fuesen incluso mejores saliendo desde el banquillo azulgrana o Grimaldo, hoy estrella del Benfica y, sencillamente, mejor que Digne.
El factor Alves. Al Barça de Anoeta, el peor de los tres últimos años, le faltó salida limpia de balón, intensidad y competitividad, seguramente las tres virtudes que mejor definen a Dani Alves. Por no hablar de los automatismos que el brasileño tenía con Messi, uno de los factores diferenciales de este Barça con el del curso anterior. Sergi Roberto es un excelente centrocampista y un buen lateral. Cuando el Barça manda, florece, y cuando no tiene el balón, languidece. Sus pases horizontales le delatan. Nadie le echa más de menos a su lado en esa medular que Busquets, empequeñecido y superado, como síntoma inequívoco del estilo perdido azulgrana. El socio que más le ayudaría es ahora el lateral derecho, mientras Aleix Vidal vive como un ‘outsider’ y se casa, con permiso, en plena temporada.
La victoria de la planificación. Sin cuestionar la capacidad de Zidane como entrenador, bien demostrada en la exhibición del Calderón o los 31 partidos sin perder, el principal atributo del Zizou entrenador es su capacidad para evitar fuegos antes de que se enciendan y su facilidad para hacer grupo, haciéndose sentir a todos, excepción hecha de James, importantes. En el camerino del Madrid, juramentado para ganar LaLiga, se respira cantera y juventud, con los Lucas, Nacho, Morata, Casemiro, Asensio y un peso indiscutible de los futbolistas españoles, Ramos o Isco, más allá de las estrellas, con su representación fidedigna en la Selección. Puede que no sean tan protagonistas como ‘La Quinta del Buitre’, pero desprenden ese idéntico halo, ese aroma madridista que baja a la tierra el proyecto planetario y que genera identificación con el Bernabéu.
Unidos por el silencio. Es imposible no sentir la congoja y el dolor por las 75 víctimas que volaban hacia un sueño futbolístico en Colombia. No deberíamos toparnos con los minutos de silencio y las sinceras muestras de dolor para entender lo poco que somos y lo mucho que nos une.