Selección sin visión pero con talento
Imaginen un GPS al que no se le pudiera poner destino. Enviaría a nuestro coche en miles de direcciones diferentes para no llegar a ningún lado. Eso es la selección inglesa. Durante un tiempo se ha hablado del ADN inglés, una mezcla de lo que se ha hecho en Alemania y en España en las dos últimas décadas. Se preparó un estudio, un informe, se buscó un seleccionador y asistentes (Hodgson, Neville) que lideraran al camino. Se trataba de potenciar al futbolista joven, darle experiencia, escoger a los más dotados en lo táctico y lo técnico y tener paciencia. Pero se perdió ante Islandia y se tiró todo a la basura. Así me lo dijo Gary Neville en una fascinante conversación que tuvimos en Talksport Radio.
Sam Allardyce sólo se representaba a sí mismo y cayó en la trampa de su propia avaricia. Tras su despido, la federación se ha encontrado con un Gareth Southgate que podría seguir el camino iniciado hace unos años pero, sin embargo, se le deja como interino durante cuatro partidos: un amistoso y tres de clasificación pero ante Escocia, Eslovenia y Malta. Me pregunto qué aprendió la federación de su exseleccionador Sub-21 que no supiera. Quizá una sola cosa: que el equipo no colapsó de momento.
Así que en estas líneas se encuentran dos de los grandes problemas del fútbol inglés: la falta de respeto por el proceso y el miedo que limita sus posibilidades. Si en Inglaterra existiera un Johan Cruyff respetado por todos, diría que hay mucho talento en la generación de Dele Alli, Rashford, Dier, Stones, Sterling... Que les dejen crecer, que sigan apretándoles pero las clavijas adecuadas. Pero un tipo así no existe. Y mientras tanto el coche de la selección sigue perdido en carreteras de tierra de la campiña inglesa