Messi distefaneó en Sevilla
Cuando Messi se haya retirado echaremos cuentas de lo que habrá hecho. Y cuando evoquemos sus mejores partidos hablaremos forzosamente del de anoche, en cuyo segundo tiempo soltó toda una exhibición. Su energía, su entusiasmo y su lucidez elevaron el nivel de los suyos, que en el primer tramo del partido se habían visto desbordados por el Sevilla. Gran Sevilla, por otra parte, con un modelo bien concebido y bien servido por todos. Sólo una pega: le falta una verdadera espada. Como la que tenía el año pasado con Gameiro. Por eso no llegó a cerrar el partido en la primera mitad, en la que desarboló al Barça.
Messi vio claro que este es uno de esos partidos en los que se puede perder mucho. Caer en Sevilla era darle mucho terreno al Madrid, que encima ahora recupera a Modric y pronto lo hará con Casemiro. No, el Barça no podía permitirse perder este partido, necesitaba ganarlo y Messi se puso a ello. Con un gol de cirujano cerca del descanso. 'Distefaneando' toda la segunda, en la que bajó, quitó, armó, subió, regateó, remató. Su excelencia elevó el ánimo y el juego de los suyos. Como el Sevilla apenas bajó su nivel, asistimos a una segunda parte grandiosa. Pero esta ya inclinada a favor del Barça, que ganó con justicia.
Entre los que crecieron junto a Messi hay que destacar al jovencísimo Denis Suárez, al que ayer le tocó el turno de cuidar la garita de Iniesta, por la que van rotando Rafinha, André Gomes, Arda Turan y él mismo. Todos ellos tienen algo, pero el menos acreditado hasta ahora era él. Ayer se hizo mayor, porque brilló en un partido de ritmo achicharrante. Otra buena noticia para el Barça, en el que sin embargo Neymar está empezando a dar una nota más baja. Se está convirtiendo en foco de conflictos, por su juego y por sus modos, y por ese camino se puede salir de la ruta de gran jugador que venía trazando.