El míster pone sus límites...

Lo bueno de verle confrontado a situaciones extrañas y difíciles como el partido del miércoles en Varsovia es que nos permite conocer un poco mejor a Zidane el entrenador. Su reacción a cada contratiempo resulta muy reveladora de su carácter y pienso que, incluso él mismo, descubre cosas nuevas e inesperadas de su propia personalidad. Su manera de defenderse frente a las críticas también está llena de informaciones a tomar en cuenta para el futuro inmediato. Es evidente que el técnico francés ha recibido en los últimos días los ataques más feroces desde que se sentó en el banquillo del primer equipo. Nada que ver con las ‘picaduras’ de hace un mes cuando el Madrid concedió cuatro empates consecutivos porque, esta vez, los reproches fueron muy duros y, sobre todo, muy personales.

Es parte del juego en un club tan trascendental y Zizou sabía que este momento iba a llegar. Que un honorable veterano como Fabio Capello le acuse de poner a Benzema por ser el “favorito del presidente” puede parecer muy injusto (¿acaso lo hacía el italiano cuando ejercía?) pero el técnico galo respeta la libertad de expresión. Incluso la de los que le desprecian. Sin embargo, pone un límite y lo deja muy claro: él no hace un equipo para contentar a nadie. No es que sea para Zidane una cuestión ideológica y que se haya sentido ofendido por tales insinuaciones, sino un reflejo práctico y de sentido común de un exfutbolista de élite, ahora con la responsabilidad suprema. Un argumento imposible de rebatir. Algunos dicen que Zizou les ha decepcionado… ¡A mí no me decepciona nunca!