Gómez Noya y la adversidad
Javier Gómez Noya ya figura en el palmarés del premio Princesa de Asturias de los Deportes, el de más prestigio y el más internacional que se concede en España. Está lleno de nombres ilustres y legendarios, con un escrupuloso reparto de ganadores extranjeros y españoles. Gómez Noya rompe el empate que había a 15, y debe el premio a “su esfuerzo y perseverancia ante la adversidad” y a su “enorme fortaleza y encomiable espíritu de superación”, según reza el acta del jurado, además, por supuesto, de su “incontestable y brillante palmarés”. Cierto. A los 16 años se le detectó una cardiopatía y se le retiró la licencia para competir. Él se negó a aceptarlo hasta que, cuatro años después, unos médicos le consideraron apto. Desde entonces no ha parado de ganar.
Cinco Mundiales, cuatro Europeos, una plata olímpica... Sin embargo su popularidad no está a la altura de su palmarés. A ello contribuye que tampoco figura en la relación de los recientes campeones olímpicos de Río, porque no pudo competir. Un mes antes se rompió el brazo. ¿Una adversidad más que contribuyó a la concesión del premio? En absoluto. El premio se le había otorgado dos meses antes de los Juegos. Gómez Noya ganó en la final a Loeb, Vonn y Nueva Zelanda de rugby. Deportistas más populares no llegaron a la final. Teresa Perales, por ejemplo. Su candidatura fue avalada por pesos pesados como Del Bosque, Nadal, Casillas, Xavi, Gasol o Indurain, y el jurado lo consideró una presión. Eso abrió el camino a Gómez Noya. Sucede en los premios a los hermanos Gasol.