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El fútbol femenino espera al Madrid

La victoria de las Sub-17 ante Alemania es un signo más de que el fútbol femenino se está instalando con toda seriedad entre nosotros. Tengo la impresión de que, tras años de esfuerzos durísimos de pioneras maltratadas, empieza a salir de la penuria y se viste de largo. Tres partidos de la Liga son emitidos por GOL, canal ya familiar para el aficionado. Iberdrola, que ha retirado el patrocinio a la Selección, invierte dos millones en el campeonato. LaLiga apoya con una oficina creada ‘ad hoc’. El Decreto de Televisión del fútbol profesional dedica un 0,5 % (a los efectos es un dinero suculento) al fútbol de chicas.

Ese dinero pagará la Seguridad Social, lo que permitirá a los clubes hacer a las chicas contrato laboral con costes más llevaderos. Todo adquiere un aire nuevo de formalidad. Uno de los equipos bandera, el Atlético Féminas, que hasta ahora estaba, digamos, acogido por el club madrileño, que simplemente le prestaba el nombre, pasa a ser parte real del club. En estos últimos tiempos ha sido casi natural que nuestras mejores jugadoras se marcharan fuera, a ligas profesionales, lo que empobrecía el nivel y el espectáculo de nuestro campeonato. Ahora empezará a pasar menos. Poco a poco.

Falta, eso sí, el Madrid. Falta y se le echa en falta, todo el mundo lo dice. Están los demás grandes clubes de campanillas y eso hace su ausencia más clamorosa. Ahora ha surgido una iniciativa en Madrid, auspiciada por René Ramos (hermano del capitán) y por Ana Rosell, una entusiasta tenaz que lleva tiempo queriendo convencer a Florentino. Han inscrito el equipo en Segunda, con un nombre (‘Tacón’) y un escudo (en cuyo centro va un borceguí rosa con tacón largo) que no parecen muy afortunados. Pero si hay suerte y la aspiración de los creadores se cumple, de ahí saldrá pronto el Real Madrid femenino.