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Sergio Ramos, el defensa incauto

Sergio Ramos otra vez. Sergio Ramos siempre. Por mandar un penalti contra el Bayern a la luna y no mucho después clavarle un panenkazo a Portugal. Por felicitar la Navidad en un inglés de sainete lo mismo que felicita a unas campeonas un mes después de ganar el título. O por meter un gol decisivo en una final de Champions ante el Atlético, dos años después repetir y hasta insistir en la Supercopa ante el Sevilla. O por tirar, porque sí, un penalti ante Croacia con lo que comprometió a Del Bosque y nos averió la Eurocopa. Últimamente, por incurrir con la mayor frecuencia en riesgos innecesarios.

Ramos señalado por el el penalti ante Italia

El penalti de anteanoche sentó mal, porque habíamos visto a España tan dueña del partido que defraudó mucho que no ganara. Dijo luego Sergio Ramos que de esos se pitan uno cada cuarenta, pero no veo a muchos que estén de acuerdo con eso. Y ya es el cuarto penalti que le pitan esta temporada. También perdió dos balones por jugarlos displicentemente, por el centro, cosa que le empieza a ocurrir cada vez con más frecuencia. Como le ocurre acudir a cortes a veces sin la energía necesaria, otras veces con energía excesiva, con lo que en unos casos hay avería y en los otros hay tarjeta.

Gran jugador, siempre tuvo cierta propensión a jugar con confianza excesiva para la zona en que se desenvuelve. Antic tiene una expresión para eso: “Respetar zonas de campo”. Pero él se siente tan seguro en lo físico y en lo técnico que con frecuencia juega sin cautela. A medida que ha acumulado gloria y títulos se ha ido sintiendo más sobrado. Contra lo que ocurre con la mayoría de jugadores, que con los años aprenden a aplicar mejor lo que tienen, él no transforma la experiencia en ciencia, sino en suficiencia. Y así pasa que no se baja de las portadas, sea por lo bueno o por lo malo.