...hasta que Sergio Ramos hizo penalti
Aunque, visto lo visto, el resultado nos deja un poco decepcionados, recordemos que España ha empatado la salida difícil del grupo. Es un resultado estupendo, conseguido gracias a una hora de juego magnífico, con dominio pleno. Nada que ver con aquel partido dichoso de la Eurocopa en el que Italia nos pintó la cara. Esta vez España jugó durante una hora en el campo contrario, apretando a una Italia que no podía salir, quitándole el balón para jugarlo con criterio y provocando córners con frecuencia. Más córners que remates, por desgracia. Esa falta de remate acompaña siempre a este equipo.
Pero al fin se puso por delante, en un balón largo de Busquets a Vitolo ante el que Buffon cometió un fallo pasmoso. Pero aunque el gol fuera un regalo, digamos que España lo había merecido. Durante una hora había mostrado una enorme solvencia. Lástima que a partir de ahí le faltó empaque. Italia tuvo la reacción propia del orgullo, ayudada por unos cambios que la mejoraron (particularmente la entrada de Immobile) y el encanto se esfumó. Ya fue un toma y daca, carreras de aquí para allá y, lástima, una ocasión clara que esta vez se le escapó a Vitolo por poco. Ahí se habría acabado el partido.
No fue así y Morata, que salió por Diego Costa (merecedor de la expulsión, por cierto, un instante antes) no nos dio lo que esperábamos. Aun así, podía pasar cualquier cosa. Y pasó que Sergio Ramos hizo otro penalti. Está en racha en este aspecto. En el Madrid lleva tres este curso. Se ha convertido en un jugador demasiado inseguro, tanto por entregas descuidadas como por su ligereza para hacer penalti. Ahí llegó el empate y luego hasta rozamos la derrota, salvada por la anulación (justa) de un segundo gol italiano. En fin, una hora muy buena y media hora final en la que perdimos la seguridad.