El tercer tiempo
Aire de Las Canteras
La playa más bella que conozco es la de Las Canteras, una playa urbana que el poeta Manuel Padorno utilizó como metáfora de la alegría de la vida. En esa playa, y en otras de Gran Canaria, se hizo la cantera de la Unión Deportiva. Sin embargo, el juego que aprendieron no es de playa, sino de campo, sensato y correoso, como si se hubieran entrenado en Vegueta, el barrio más ilustre de la ciudad.
Arte de la isla
En ese barrio, Vegueta, hay arte, sombra y noche, como si en la ciudad hubiera un sitio exigente que se parece al semblante de Guedes, aquel héroe de la belleza del fútbol. De ese gran futbolista, que es como Cruyff para el Barça, nace el estilo de la UD Las Palmas de hoy. Agarrarse a esa tradición ha sido el acierto de Setién. La primera parte ante el Madrid fue la Expo universal de esas calidades.
La contrariedad
Pero esa no es una calidad que sobreviva un partido entero; lo consiguieron ante el Sevilla, pero éste se revolvió, gracias a Vitolo, y le quitó el sabor de la victoria (o del empate). El Madrid estuvo a punto de romperles el cántaro, pero la UD tuvo la paciencia que da suerte. En las islas, cuando vamos mal, celebramos un punto como una victoria, y así se pusieron de contentos en Las Canteras al final.
La felicidad y lo otro
Encaramados a la parte alta de la tabla, la felicidad canaria tiene una afortunada prórroga. El fútbol es eso, acostumbrarse a que un empate sea una ocasión feliz. Y el fútbol es también la mala cara. También la ponemos aficionados y futbolistas. La mala cara de Cristiano es una noticia mundial, pero no debería hacerlo. Tenía el alma triste, eso no se puede disimular.
La dignidad al perder
Ya se volverá a poner contento Cristiano, cuando asuma que de vez en cuando la vida te aconseja un reposo. Andar no es llegar, sino estar. Y a veces te vas y ganas. O ganas luego. Me fijé en la cara de Abelardo, tantas veces feliz con el Barça. Fue infeliz ante el Barça el sábado. No lo pudo disimular. Pero no tenía a quién mirar para expresarle su malestar. Él es el capitán del barco.
El capitán
Ya vieron qué pasó con Ayestarán; se lo jugaron a los chinos y salió perdiendo. Y, en seguida que se fue, el Valencia volvió por sus fueros. Los fueros valencianos, que estaban por los suelos. ¿A quién va a mirar para mostrar su alma herida de capitán derrotado? Era como aquel capitán italiano del crucero que encalló; pero él no saltó del barco, sino que lo saltaron para que lo rescatara otro.
El malo de la película
Es el primer espectáculo de esa clase esta temporada. La directiva elige al malo de la película y ya está, a vivir que son dos días. No tienen paciencia. Los vascos del Athletic esperan más, y ya tienen al noble Txingurri Valverde “lanzado”, como titula AS. El fútbol es el arte de la espera. Como decía Cela, el que resiste gana. El Sevilla, por cierto, resiste y no, es el equipo de las dudas. A Borges le gustaría.
El malestar
Ahora ya sabemos de dónde viene El Malestar Mourinho…, según Mourinho. Dice que le dijo el presidente del Madrid que hiciera limpia en el vestuario. Y le dio una lista de nombres. Ahora lo denuncia, pero entonces lo puso en marcha. Vean qué pasó con Iker, con Ramos, con Pepe. Nombre a nombre, verso a verso, hizo limpia y ahora dice que él no fue.