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El arbitraje tecnológico ya está aquí

Infantino quedó encantado de la prueba de arbitraje tecnológico llevada a cabo, Collina mediante, en el reciente Italia-Francia. Así que ya estamos en puertas de lo que tantos piden, y yo recelo. Me gusta el arbitraje (será por eso que tanto me meto con los árbitros), como me gusta el factor humano en todo, me gusta el leve toque de imperfección que le da al fútbol no acudir a soluciones tecnológicas ya a la mano, y a las que han acudido sin rubor otros deportes. Y no veo que a esos deportes les vayan las cosas mejor que al fútbol, aunque estoy dispuesto a dejarme convencer de lo contrario. 

El arbitraje de ahora es imperfecto (no digamos ya si es corrupto o condicionado) pero al menos es muy visible. El que decide está ahí. Es una persona cuya trayectoria se puede conocer. Ahora los momentos más dramáticos serán juzgados en un cuarto que a saber si está en el campo, en Zúrich o en Dublín, donde se paguen menos impuestos. Manos extrañas, invisibles, decidirán tras ver repeticiones. En eso sacan ventaja al árbitro. Pero, ¿cuántas veces no nos pasa que tras ver seis veces una jugada seguimos sin estar de acuerdo? En un mundo FIFA tan corrupto esto me inquieta más que el árbitro visible.

Pero estoy resignado. El VAR  viene como un avión. Moverá un huracán de dinero, porque llevará consigo patentes, comerciales, intermediarios, instalaciones, empresas contratistas... Todo a precio nuevo, porque no hay elementos de comparación. Habrá viajes para crear protocolos, discutirlos... Habrá un hueco para anuncios mientras se delibera... De modo que doy por sentado que se impondrá, primero al más alto nivel, y luego irá penetrando poco a poco hacia abajo. Estas cosas se sabe cómo empiezan, pero no cómo acaban. En fin, que haya suerte y ya que ha de ser, que sea para bien.