Lopetegui, en busca de la fe perdida
Lopetegui se estrena en Bruselas, ante Bélgica. No creo que sea lo que él hubiera deseado, pero el partido viene aplazado desde la matanza de París y había que cumplir el compromiso. El lunes, en León, vendrá uno más fácil, ante Liechtenstein, ya oficial. De esta tacada sacaremos la idea que tiene Lopetegui, y de sus resultados se derivará una oleada de optimismo o pesimismo con vistas a lo siguiente. Lo siguiente serán las salidas a Italia y Albania, que marcarán nuestra deriva en el grupo de clasificación para el Mundial. Pasa uno. El segundo va a repesca, siempre que no sea el peor de los segundos europeos.
No esperemos muchos cambios. Por atrás, vuelve Carvajal, que faltó por lesión. Delante de la defensa (los demás son los de siempre) Maroto me recita a Busquets, con Thiago y Koke cerca, y por arriba a Silva, Morata y Nolito. Poca novedad, sería, tirando a ninguna, pero quizá sea que no hay más cera que la que arde. ¿Y Diego Costa? Puede que haya sido llamado con vistas al choque de Italia, en el que le tocará batirse con los tres de la Juve. Supongo que hoy al menos tendrá un rato, y también Vitolo, que al menos es relativa novedad. Es un buen valor emergente de nuestro fútbol, que anda falto de ellos.
Los jugadores son buenos, como dice Lopetegui. De lo que se trata es de reconstruir la confianza perdida allá en Brasil, desde el cabezazo de Van Persie. Desde entonces ha tenido ratos buenos, pero cada contratiempo ha tendido a derrumbarla. Falta aquella seguridad (siempre en torno al balón, como recordó ayer Sergio Busquets) de antaño. Cuestión mental y de juego, cosas que parecen distintas pero que vienen a ser lo mismo. Lo dijo ayer Lopetegui: “Queremos volver a manejar los partidos”. Y, para empezar, anuncia que se designará previamente a quien deba tirar el penalti. Eso caerá bien.