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Tiro en la sien: un gesto para Rummenigge

Sacó Henry la bolita: “Atlético”. Y pum: directa al Grupo D. No había otra opción. La cámara buscó a Gil Marín, que se apuntaba con los dedos a la sien. En ese grupo sólo había un nombre: Bayern. 42 años sin verse tras la final perdida en 1974 (por los rojiblancos) en Bruselas y ahí los alemanes, otra vez. Dos encuentros en cinco meses. Hay matrimonios que se ven menos. Destino burlón. Aunque el Bayern ya no es fantasma, ya no duele. La herida la cerró Saúl en el Calderón. Envejeceremos nosotros pero jamás su gol. El camino de los alemanes del que el otro día hablaba Simeone (insistir en lo buscado, intentarlo hasta que llegue) no podía empezar de otro modo: casi con los alemanes (segundo partido, en Madrid)

La bolita de Henry sólo era la primera piedra de un sorteo que en realidad fue un revival: todo suena al año pasado. Anda que no hay equipos en el bombo, 32 exactamente, y zas, la siguiente bola, PSV, rival de los últimos octavos. El remate fue el Rostov: el viaje más largo de esta Champions. Podrían decirle Astana, aunque sea ruso y esté sólo a 4.600 kilómetros. Viaje complicado para un grupo en el que no sólo el Atleti debe enfrentarse a su pasado 2015-16. También Rummenigge, a quién, por cierto, Gil Marín dedicaba su tiro en la sien (cariñoso). “Si uno repasa partidos como el Atleti-PSV ve la diferencia de calidad con la Juve”, dijo en marzo. Pues toma, dos tazas. Como si sus palabras le persiguieran, ahora no sólo se medirá al Atleti, también al PSV. Y, unos, los rojiblancos, ya demostraron que son muy capaces de ganarles...