El Carranza que se inició ayer, con un cartel muy bonito (Cádiz-Atlético y Málaga-Nigeria All Stars fueron sus semifinales) representa el último testimonio, casi heroico, de una época desaparecida. Es verdad que el Teresa Herrera nació antes, se le equiparó en prestigio y aún sigue ahí, pero está mortecino. Como le pasa al Colombino. Estos torneos de verano, y muchos más, tuvieron su auge en años con mucha menos televisión, prisa por acabar con el ayuno veraniego de fútbol, desconocimiento de jugadores que no fueran los locales, sensación de gran curiosidad por el fútbol de otras latitudes.