¿Será sólo de bronce la medalla de Lydia?
Lydia Valentín salió del podio pegando saltos y regalando sonrisas por doquier. Rim, campeona, y Naumava, subcampeona, parecían las derrotadas. Hacía bien Lydia. Este podio no se lo iba a quitar nadie, y quiso disfrutarlo a tope por el que le robaron en los Juegos de Londres. Allí fue cuarta, pero con el tiempo se ha ido descubriendo que las tres primeras, una kazaja, una rusa y una bielorrusa, compitieron dopadas. A Lydia le podrán dar ahora aquella medalla de oro, pero el haber podido verse en el podio no se lo devuelve nadie.
Además, hizo bien en portarse como campeona, porque quién sabe lo que pasará con Rim, una coreana del norte, y Naumava, una bielorrusa. A Corea del Norte y a Bielorrusia no se entra fácilmente, y si los médicos de la Agencia Mundial Antidopaje deciden viajar para hacer controles a los deportistas de esos países, nunca será por sorpresa. Sus fronteras nadie las cruza sin previo aviso, y en el caso de Corea del Norte, ni eso. A Lydia, en cambio, se le puede declarar fuera de sospecha. En España está supercontrolada.
Por eso, la medalla de Lydia a lo mejor no se queda en bronce. Las muestras de las medallistas quedan congeladas para ser reanalizadas en el futuro con tecnologías más modernas, y a saber qué pasa. En la de Rim de Londres 2012 no se encontraron irregularidades cuando fue campeona en una categoría inferior. Lo que pueda suceder ahora es imprevisible. La Agencia persigue de manera especial a los países más turbios en materia antidopaje, y quienes ganaron a Lydia pertenecen a ellos. Por tanto, toca esperar. Pero, de momento, a disfrutar.