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Virtudes y hazañas del neorrubio

ste neorrubio del Barça, Leo Messi, se ha teñido el pelo para parecer otro, pero sigue siendo el mismo, pero mejorado. El escritor francés François Mauriac dijo que si un día resucitara querría ser el mismo pero mejorado. Este Messi de pelo rubio es el mismo, pero se ha disfrazado de mejor, como si quisiera avisar: estoy aquí, no me arredrarán ni los juicios ni los prejuicios. Y con ese espíritu que quiere prolongar sus virtudes y sus hazañas se plantó en un partido que simboliza la historia del Barça, la mejor historia del Barça: cuando ganó el primer trofeo pleno de Europa, con aquel gol de Koeman, cuyo contrincante de entonces era el contrincante de ahora. Además, en el Joan Gamper, que rememora al fundador de este equipo en el que milita desde que era un niño de cuyo porvenir no sabían ni los padres ni los médicos.

Pues en ese contexto este rubio teñido se impuso por las virtudes de antaño, mejoradas por la destreza con que marcó el primer gol y por la eficacia con que resolvió el segundo.

Engrasó a Iniesta, a Arda Turán, a Luis Suárez, a Rakitic, a todo el que pasara por allí, y lo hizo sin despeinarse, porque no está claro, además, que el tinte tenga laca. Su juego, jugoso como el de un colegial, incluyó una chilena y un golpe franco que deben formar en la antología de los que este año tengan la tentación de que Messi ya no es lo que era. Puede ser. Él ha ido aprendiendo de sí mismo, sobre todo, y cuando es bueno imita al mejor, y cuando es mejor es que experimenta. Así que no es que no sea el que era, es que el mismo pero mejorado.