De Barcelona a Río nadando
Alberto Martínez compartió un día de concentración con Mireia Belmonte en Sierra Nevada, donde los nadadores olímpicos españoles han pegado el último empujón a su preparación para los Juegos de Río. Una preparación propia de las fuerzas de operaciones especiales de las unidades militares de élite: subir hasta la cima del Veleta corriendo, gimnasio, pesas, natación con guantes y aletas lastrados... Ocho horas de trabajo diarias, algunas a la máxima intensidad. Todo sea por una medalla. O dos. Las que sean. Mireia va a nadar seis pruebas. No hay más camino hacia el éxito que éste. Trabajo, trabajo y trabajo. Ni aún así la victoria está asegurada. Pero mientras Mireia se entrene más que las demás, tendrá mucho adelantado.
Lleva más de un año preparando específicamente los Juegos. Desde el momento en el que renunció a los Mundiales por una bursitis en los hombros. No era una lesión grave, pero de competir hubiese alargado el periodo de descanso necesario para recuperar sus articulaciones del esfuerzo. Ese tiempo lo perdería de los entrenamientos, lo que sería una ventaja para sus rivales. Mireia no se la dio y se puso a nadar más que nadie. Hasta 18 kilómetros diarios. Alberto Martínez echa cuentas y me dice que en este ciclo olímpico de preparación habrá cubierto en los entrenamientos la distancia que hay entre Barcelona y Río: 8.500 kilómetros. Un gran referencia. A eso se llama ir nadando hacia las medallas.