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El disfraz de Garrigou y el envenenamiento de Duboc

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Gustave Garrigou, el Dandy, triunfó en la primera visita del Tour de Francia a Cherburgo en 1911. Aquella victoria a falta de dos etapas le consolidó como líder. Pero aún le faltaba un serio peligro que sortear... La siguiente etapa, que partía de la misma ciudad hacia Le Havre, circulaba por Ruán (o Rouen), localidad de su principal rival: Paul Duboc. Sus paisanos estaban encolerizados con Garrigou, a quien habían enviado cartas amenazantes.

El patrón del Tour, Henri Desgrange, conocía el riesgo y montó un operativo para proteger al líder. Garrigou se vistió con otro maillot, pintó la bici de negro, eliminó su dorsal y cruzó la ciudad rodeado por tres coches. El Dandy evitó así las agresiones y acabó ganando aquel Tour.

Hay que retroceder varios días para conocer la razón de tanta hostilidad. Duboc había encadenado dos triunfos en Perpiñán y Luchon, y se había situado muy cerca de Garrigou. Todo apuntaba a que en la etapa reina de los Pirineos, camino de Bayona, iba a culminar la remontada: cruzó primero el Peyresourde, el Aspin, el Tourmalet... Pero en el Aubisque se sintió mal, palideció y sufrió vómitos y diarreas. Llegó a cuatro horas. Había bebido de un bidón envenenado. Y las sospechas se dirigieron a Garrigou, en concreto al técnico Joseph Calais. Otra versión posterior señala al exciclista François Lafourcade, un especialista en brebajes sospechosos que servían para aumentar el rendimiento... O para hundir al rival.