El Cádiz vuelve a su sitio
Ya era hora. El Cádiz regresa a Segunda. Han pasado seis años de peregrinaje en el desierto. Temporadas de decepciones, eliminatorias frustradas de manera inverosímil, dos campeonatos de grupo que no valieron para nada y el año en el que menos se esperaba los amarillos tocan de nuevo el fútbol profesional de forma muy merecida. Los números son claros, en seis partidos, solo hubo un empate. Lo demás victorias con un solo gol en contra de un equipo que entró en crisis en la fase de ascenso. ¡Quien lo iba a decir! El hombre del milagro se llama Álvaro Cervera, un entrenador que resucitó a unos jugadores que parecían no estar.
Pero el ascenso en La Tacita transciende de cualquier análisis futbolístico que se haga. Cádiz es fútbol, afición y color. Sufrimiento y alegrías por doquier, una afición entregada que supera cualquier cosa que ya se haya dicho de ella. El cadismo se lleva muy dentro, y no entiende de razones. Solamente así se explica el seguimiento que tiene un equipo que en los últimos años ha estado más en Segunda B que en cualquier otra categoría y a pesar de eso la afición ha continuado estando ahí.