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El abrazo revelador de Niza

Fueron apenas diez segundos pero en ese tiempo se simbolizó lo que es el espíritu de equipo de la Selección en esta Eurocopa. Nolito buscando a Casillas para abrazarle en la banda tras marcar el segundo gol. Y tras ellos el resto de titulares y suplentes haciendo piña. Seguro que era un promesa del delantero del Celta si marcaba, pero la intensidad de dicho abrazo nos estaba diciendo que el ambiente es bien distinto al de hace dos años en el Mundial de Brasil. El maridaje entre veteranos y debutantes es total. Morata, Nolito, Aduriz, Thiago, Lucas Vázquez… todos han sido mimados y protegidos por aquellos que saben lo que es ganar un Mundial y dos Eurocopas. Incluso Bellerín, según Del Bosque, ha entrado con el pie derecho en el grupo.

No olvidemos que media docena de jugadores convocados para Francia lo han ganado todo recientemente en categorías inferiores. Morata ya ha sido máximo goleador en esos torneos, recibiendo asistencias de Koke o Thiago. Y a ellos se suman Azpilicueta o Bartra, que siguen esperando su oportunidad. La transición dulce que anunciaba Del Bosque cuando se generó el debate sobre la portería, se hace extensible al resto del grupo. Eso nos garantiza un equipo fuerte en el presente y esperanzador para el futuro. Si a todo ello sumamos que con nosotros juega el futbolista que marca diferencias con el resto de selecciones, Iniesta, entenderemos por qué nuestra Selección, hoy por hoy, es la que deslumbra en la Eurocopa de Francia.