Cholo Simeone tiene en vilo al Atlético
No fue un fracaso, pero sí una frustración. El Atlético había hecho una Champions de sobresaliente, eliminando al Barça y al Bayern. Esos esfuerzos le hicieron ceder en la penúltima jornada de Liga, pero le llevaron a la final contra el Madrid. Ahí fue mejor, o al menos tuvo la sensación de serlo. Desde luego, no fue peor. Echando cuentas, le sale que el gol del Madrid fue concedido en fuera de juego y que Griezmann falló un penalti. Aún con eso, llegó en empate al final del partido, y también al final de la prórroga. Allí, en la veleidosa tanda de los penatlis, sucumbió. Sí, es para que Simeone se desanime.
Y desanimado compareció ante la prensa, donde dejó a los atléticos un desasosiego que vino a sumarse al dolor de la final perdida. “Tengo que sentarme a hablar y a reflexionar”. El Atlético está en vilo desde ese momento. Todo lo que ha ocurrido en estos años en el campo de los resultados se debe al Cholo y a su método. Detrás ha tenido el soporte de un club muy bien llevado en este tiempo, que ha ido soltando trampas, preparando un campo nuevo, tendiendo puentes financieros hacia el futuro. Pero lo de verdad grande ha sido ese equipo que ha ganado una Liga y llegado a dos finales de Champions.
Ha conseguido eso gracias a una tarea hercúlea, una tarea que el Cholo se ha impuesto a sí mismo, al tiempo que se la imponía a sus colaboradores, el Mono, el Profe, Godín, Gabi, Koke, todos... Una tortura permanente en busca de un logro máximo que dos veces ha estado a la mano y las dos se han escapado. ¿Cuántas veces cargó Sísifo la piedra hasta la cima para verla caer otra vez? Simeone juega en desventaja, no tiene a la BBC, ni a la MSN, ni tiene a Muller, Douglas y Lewandowski, ni se los pueden comprar. Por eso se agota. Y por eso duda. Y el que duda no ama, dicen. Por eso el Atlético está en vilo.