Zidane tiene aureola y una flor

Más que una final fue una agonía con un final feliz para el Madrid en su torneo fetiche y una crueldad sin parangón para el Atlético, que queda estigmatizado en las finales de la Copa de Europa. Muy lejos del guión previsto, con el Madrid saliendo mejor y metiéndose atrás cual equipo pequeño, con ventaja en el marcador. El equipo blanco no sabe jugar a eso. Es cierto que tuvo alguna contra para poder rematar, pero la lectura durante el partido no fue buena. El infortunio de Carvajal le obligó a meter a Danilo y por allí, Carrasco fue un puñal. El cambio de Kroos diluyó un poco más al centro del campo blanco, donde Gabi empezaba a hacerse un gigante. Los equipos llegaron rotos a la prórroga.

Pero el fútbol va mucho más allá de la táctica. Ésa es la gran aportación de Zizou. Se ve que los jugadores escuchan al francés y viceversa, le miran con admiración y saben que tienen un enorme referente, que les comprende y cuya aureola parece protegerles. Ésa es su grandeza. Su puesta en escena como entrenador, consiguiendo una Champions en menos de 150 días, es de un mérito incuestionable. Le queda mucho por aprender, pero la flor, en cualquier orden de la vida, es también una gran virtud. La suerte del campeón Zidane.