Aquel gol de Ramos cumple dos años
Dos años justos se cumplen hoy del gol de Sergio Ramos, un cabezazo impecable, tras salto magnífico, percutiendo el balón con fuerza para que entrara junto a la cepa del palo, rincón imposible para el gran Courtois. Aquel gol premiaba veinte largos minutos de gran juego del Madrid, que se vino arriba cuando entraron Isco y Marcelo y que insistió una y otra vez, sobre todo por la banda izquierda. El Atlético, que jugó muy mermado por las lesiones de Arda Turan y Diego Costa, sus únicas bazas de ataque, había cazado un gol vía Godín y luego se aplicó a defenderlo. Y así fue hasta que apareció Ramos.
Un gol importante, el más decisivo que conozco en la larguísima historia común entre los dos equipos madrileños. Un gol que abrió la puerta a tres más, en la prórroga, que ya dimos por descontados en el momento en que se produjo aquél. Al Atlético le sostenía, a falta de juego, la fe. Esa fe se vino abajo con el tenso remate de Sergio Ramos que, más allá de enfrentar al Atlético al viejo fantasma de Schwarzenbeck, le abocaba a una prórroga ante la que no se sentía con fuerzas. Y, efectivamente, en ella se derrumbó. Como le pasó cuarenta años antes en el partido de desempate contra el Bayern.
De aquella final quedan bastantes jugadores en uno y otro equipo. Sólo han pasado dos años. ¿Qué quedará de aquella sensación de trueno que produjo en unos y otros aquel gol? La tarea de Simeone durante esta semana es espantar aquel recuerdo y tiene a qué agarrarse: su equipo ha llegado hasta aquí pasando las de Caín ante el Bayern, y eso tras eliminar previamente al Barcelona. Sobrevivió a esas dos pruebas. Y ahora puede decir al Madrid que si bien le venció en Lisboa, no le apartó del camino. Otra vez está ahí. Solemos decir que el Madrid siempre vuelve, pero ahora el que vuelve es el Atlético.