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El salto de calidad de Emery

El Sevilla-Liverpool demostró la superioridad del fútbol español. De jugarse con petos en un día de entrenamiento, es seguro que la victoria sevillista hubiera sido mucho más cómoda. Pero el fútbol de primer nivel tiene ingredientes imposibles de prever como la mentalidad y la tensión emocional. Engalanas un estadio para una final, vistes a once jugadores de rojo Liverpool y en las gradas pones a miles de voces caminando junto a ellos, y sí o sí tienes asegurados unos cuantos minutos de avalancha futbolística sustentada sólo por el ímpetu y la historia.

Tras sobreponerse a eso y remontar, los elogios recaen en Emery sin cesar. No hacen falta títulos ni alabanzas externas para saber que Unai es un gran entrenador, basta con escuchar en público y en privado como hablan de él los futbolistas. Esa es la mejor carta de presentación de un técnico.

Ahora bien, Emery tiene pendiente dar un salto de calidad en su carrera, y sólo lo logrará con triunfos en batallas como la de hoy. En Valencia soñarían ahora con recuperar los tres años seguidos de Champions que les dio el vasco en el banquillo. Sin embargo se fue sin apenas reconocimiento y con Mestalla pidiéndole siempre más. Su Valencia fue claramente el mejor de los equipos normales, pero los veintitantos, e incluso 30, puntos que separaba su tercera plaza de los dos superequipos españoles fue lo que dejó un sabor amargo a su buen ciclo.

Ese colchón de puntos es el que ha conseguido dinamitar Simeone con el Atlético. Y no es extraño que vaya acompañado de un reconocimiento internacional por su nuevo estatus europeo. Parece que para que una mejora se vea reflejada sobre el césped, primero debe haber una convicción firme que nace del capitán del barco.

Ya sabemos que el Sevilla es un portento entre la clase media-alta española y europea. Pero para codearse con los mandamases todavía le falta demostrarse a sí mismo que es posible. Simeone dio el puñetazo en la mesa precisamente ganando una Copa, la de 2013 al Real Madrid, rompiendo un histórico maleficio en los derbis. Sin ese éxito difícilmente se explicaría su descaro en Liga y Champions desde entonces.

Por eso Emery tiene hoy la posibilidad de dar ese salto y romper sus autolimitaciones. Esta misma temporada, tras complicarse su pase a octavos de Champions, el entrenador sevillista afirmó: “Lo importante es la Liga, nosotros la Champions no vamos a ganarla”. Vale que no se asegure que se va a ganar algo tan difícil, pero tampoco lo contrario: la derrota empieza por darse por vencido.

A Simeone jamás se le escuchará esa frase tan contundente. Ni siquiera a Klopp con su Liverpool inferior se le ocurriría ni imaginarla. ¿Por qué tiene que pensar así de negativo el jefe del equipo con más Europa League de la historia? Me da que ese salto de calidad debe nacer de la mentalidad del propio Unai Emery. Si no, será difícil que gane una final de Copa al Barcelona, por ejemplo. Para ser grande, lo primero es pensar en grande.