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El país donde la lista de todos parece la lista de nadie

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Del Bosque y el cainismo. Los enterradores ya han empezado a cavar por si España cae en la Eurocopa. A Del Bosque se la tienen jurada hace tiempo. Hay palmarés que duelen. Serán los mismos que se suban al carro si se dan los buenos resultados. La Eurocopa es mucho más difícil que el Mundial, la España futbolística también está en plena reconversión, sin algunos de los máximos exponentes de lo mejor de nuestro historia: Puyol, Xavi, Xabi, Villa. Lo normal es no ganarla, para los habituales vendedores de humo. Del Bosque ha empezado a tomar decisiones, lo que sus detractores le exigían. Ahora le pegan por tomarlas.

Ni Costa ni Torres. Este renacido Torres, más por lo que es que por lo que fue, merecía un sitio entre los 25. Diego Costa nunca mezcló bien con este grupo, ni por el estilo de juego ni por su estridente manera de competir. Sorprende que no haya tirado de Paco Alcácer en tercera instancia. Parece muy arriesgado llevar sólo dos delanteros para una competición así, porque cualquier contratiempo te deja sin plan B. No creo que haya ninguna otra selección en Europa que acuda a Francia con sólo dos delanteros específicos. Eso sí, los 23 que vayan son los nuestros, para los que sólo miran con cristales polarizados y cainitas. Qué difícil cuando la lista de todos parece la lista de nadie.

Los invasores de la Liga. Vaya por delante que Javier Tebas ha hecho muchas cosas bien desde que es presidente de LaLiga: equitativo reparto televisivo, bajar la deuda de los clubes, luchar contra la violencia en todas sus expresiones. Su proactividad es impresionante, pero en este final de Liga ha hecho dos rematadamente mal: dejar crecer con sus declaraciones la sombra de la sospecha sobre futbolistas y clubes, sin aportar ninguna prueba, dejando un halo a podrido en nuestro campeonato; segundo, no poner las soluciones a las lamentables y peligrosas invasiones de campo de Granada y Gijón. El no festejo del título del Barça es más propio de una liga tercermundista. Lecciones por aprender.

La coherencia del Sevilla. Tuve la suerte de vivir en primera persona el primer título sevillista de la Europa League en Eindhoven, mezclado entre la afición. Un recuerdo imborrable. Desde entonces, ese equipo vendedor, coherente en su política deportiva, ha escrito los mejores renglones de su historia. No le quito un ápice de mérito a Juande y ahora a Emery, pero a Monchi hay que ponerle un monumento. Una final contra el Liverpool es una metáfora de esta década prodigiosa. Donde hay un buen modelo alrededor del balón, la recompensa acaba llegando.